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Mosaicos de pared

  • Writer: Tamer Hasbun
    Tamer Hasbun
  • Feb 4, 2020
  • 2 min read

En 1169 se hicieron nuevos mosaicos en el ábside con representaciones de la Virgen, escenas evangélicas en el transepto, la genealogía de Cristo, concilios provinciales de Siria-Palestina y figuras de ángeles en la nave principal, y el Árbol de Jesé en la contra fachada.

 

Un ángel con su espléndida túnica plateada desciende sobre la tierra desde un cielo dorado.

Un detalle de su piel: una maravilla creada por el artista con 450 teselas por decímetro cuadrado.

 

Entre las ventanas de la nave, una procesión de ángeles descendiendo sobre la Tierra acompañan a los visitantes hacia la Gruta de la Natividad. Vale la pena notar la belleza y elegancia de sus vestimentas, así como la primera figura de la derecha que representa el famoso séptimo ángel olvidado, el cual estaba escondido y fue redescubierto bajo el yeso gracias a un estudio termográfico.

 

El transepto norte está decorado con las Historias del Evangelio. En el centro está la Virgen María rodeada por dos ángeles y los apóstoles mientras presencian la Ascensión de Cristo. Desafortunadamente, parte del mosaico se ha perdido.

 

Los mosaicistas Basilio y Efraim, utilizaron piedras de diversos colores, teselas en pasta vítrea en oro o plata, e inserciones de nácar. Las teselas suelen estar inclinadas para reflejar mejor la luz y maravillar a los visitantes.

 

En el fondo se pueden ver los elementos arquitectónicos que representan el Cenáculo que enmarca la escena de la incredulidad de Tomás ante la resurrección de Cristo. Una restauración de alta precisión devolvió el brillo a los colores y detalles de la obra.

 

Detalles de la decoración de los mosaicos. Encima, la sensación de movimiento de las sandalias entrelazadas a los pies de los discípulos. Abajo, la mano de Cristo acompaña la del discípulo Tomás hacia la llaga en su costado.

 

Un retrato de San Juan con una túnica verde.

 

Los retratos de los antepasados de Jesús fluyen en la cornisa sobre el arquitrabe en leña de cedro. Arriba, los dictados del Concilio Ecuménico de Constantinopla del 381 son representados en un triunfo de colores y decoraciones vegetales.

 

El diseño ornamental que enmarca los primeros siete concilios ecuménicos evoca figuras típicas y motivos vegetales del arte del Medio Oriente: maravillosas decoraciones con nácar y teselas esmaltadas sobre un fondo dorado.

 

No faltan los objetos rituales como viales o lámparas de vidrio, similares a aquellas descubiertas durante excavaciones arqueológicas. Los detalles en el mosaico están hechos con nácar precioso, típico de la zona.

 

Un detalle de la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor. El personaje está enmarcado en un pisaje natural rico en detalles con plantas y flores, bordeado por un marco con decoraciones de estilo medio-oriental. Abajo, el ingreso de Jesús a Jerusalén con las multitudes celebrando.

 

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